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Un año después de renunciar a mi trabajo: reflexiones y aprendizajes

Hace un año decidir renunciar a mi trabajo de tiempo completo. Fueron muchas las razones que me llevaron a esa decisión (tema para otro libro en el futuro, quizás).

Durante mi reciente viaje a México tuve la oportunidad de reflexionar sobre lo que hice y lo que aprendí en estos últimos 12 meses y hoy quiero resaltar 3 aprendizajes de esta experiencia: 

1. Cualquier cambio significativo va a incluir la "conversación interna" entre el ser y el ego. 

 En mi caso, escuché las preguntas que nacieron desde la profundidad de mi ser: ¿Qué quiero hacer con mi valioso (y limitado) tiempo en la Tierra? ¿qué puedo ofrecerle al mundo? ¿qué sigue en mi vida? ¿cómo puedo servir?

Y por supuesto, también desde mi ego, la identidad que he creado sobre mí, quien sintió temor por el gran cambio: ¿Para qué este cambio, por qué no quedarnos con lo familiar? ¿Quién soy sin mi título? ¿de qué voy a vivir? ¿qué van a decir las otras personas? ¿qué pasa si fracaso en este intento?

Es normal escuchar estas voces internas. Lo importante y útil es saber identificar y discernir qué viene de nuestra verdadera esencia y qué viene del miedo. 

2. La única manera de saber si algo funciona es haciéndolo. Si te esperas a que algo sea perfecto antes de crearlo o lanzarlo, será demasiado tarde. 

Durante un año estuve "lanzando un montón de espagueti a la pared para ver qué se pega" como dice la famosa expresión en inglés. Explorando, probando, intentando diferentes formas de servir para ver qué resonaba con mi comunidad, incluyéndote, y para tener mayor claridad sobre lo que sigue para mi en mi camino de propósito de vida. Por ejemplo:

  • Terminé el manuscrito de mi libro sobre propósito,The Purpose Reset, el cual habla sobre propósito para profesionales y empresas. Será publicado en un año.
  • Creé una empresa desde cero. El nombre y el logo me llegaron en una meditación y me encanta su significado.
  • Ofrecí consultorías y sesiones de coaching tanto a personas como a grupos empresariales y es algo que continuaré haciendo. 
  • Lancé mi podcast, el cual ya tiene dos temporadas con contenido enfocado en propósito, plenitud y prosperidad y entrevistas con seres humanos maravillosos. 
  • Lancé mi programa de mentoría Academia en Curso para acompañar a formadores a crear, lanzar y monetizar sus propios cursos. Tuvimos un grupo extraordinario de profesionales comprometidos y llenos de sabiduría. Definitivamente ofreceré el programa de nuevo. 
  • Terminé mi profesorado en Resiliencia Basada en Prácticas de Contemplación, lo cual me ayudó a profundizar en mi propio proceso de crecimiento y a cultivar habilidades para acompañar a personas en procesos difíciles. 
  • Lideré decenas de sesiones de meditación en vivo en el app de meditación Puramente.

Todas estas actividades (¡y muchas otras!) me mostraron la intersección entre lo que disfruto hacer, mis habilidades y aquello que el mundo necesita de mí. No desde la teoría, sino desde la acción y la retroalimentación interna y externa, en tiempo real. 

Gracias a este proceso, tengo mayor claridad sobre lo que sigue y hacia dónde quiero dirigir mi energía. 

3. Priorizar, priorizar, priorizar. 

Uno de los desafíos que encontré en este camino fue el poder elegir mis proyectos. Al "ser dueña de mi tiempo" por primera vez en muchos años, me llené de un entusiasmo desbordante y quise "comerme el mundo". Mi mente no deja de generar ideas para crear y crear. Conversaciones con personas alineadas con mi propósito le abren la puerta a proyectos fascinantes. Nuevos libros y clases me llevan a soñar sobre nuevas iniciativas. 

Le dije que sí a todo lo que llegó a mí. En parte por entusiasmo y goce (desde el ser interior), en parte por necesidad o miedo (ego), "por si acaso esto es lo que funciona financieramente", y en parte por FOMO (fear of missing out), el miedo de no entrar a un proyecto y quedarme por fuera. 

Tengo clarísimo que la siguiente fase de mi emprendimiento tendrá que tener foco para hacerlo sostenible. El no saber enfocar mi energía me puede llevar a la quemazón, aun cuando se trate de un trabajo que me apasiona. 

4. El aprendizaje nunca termina.

Ya perdí la cuenta de la cantidad de clases y mentorías a las que me inscribí en los últimos meses. Entre crecimiento personal, emprendimiento, marketing, liderazgo, tecnología, IA, y muchos otros temas, me perdí entre libros, workbooks y sesiones de Zoom, llena de felicidad al aprender de personas especializadas en esos temas. Me encanta aprender y me considero una eterna estudiante. 

Además descubrí de manera muy concreta la forma en la que invertir en mi propio conocimiento me catapulta a niveles que jamás podría obtener sola. Y he hecho nuevas amistades en todas estas capacitaciones que me llenan de gratitud.  

***

Darme el espacio para evaluar este año fue muy importante. ¿Fue todo perfecto? No. Mi mente de MBA reconoce fallos en la propuesta de valor de la empresa, operaciones y todo lo que falta por hacer. ¿Será perfecto algún día? No. Jamás. 

Pero la mayor ganancia de todo este año es la "claridad" que tengo sobre lo que sigue. Mi enfoque será en acompañar a personas y empresas en el camino de alinearse con su propósito para vivir con mayor plenitud y prosperidad. 

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